miércoles, 19 de diciembre de 2007

Batman Returns 1992


Estamos en Diciembre, el mejor mes del año junto con Septiembre –Sí, lo de septiembre es arbitrario pero es el mes de mi cumpleaños y es mi blog y voy a ser por hoy despótica-.
Diciembre, árbol de pascua, dulces, regalos…Navidad… ¡VACACIONES!, después de un año trabajado - y bien trabajado- con la satisfacción de la labor bien hecha queda el descanso.
Como diciembre es uno de los meses preferidos de los niños –por los regalos, supongo-, he estado recordando mucho de mi infancia y entre esos sueños evocativos de mi pasado en los que me abstraje para la columna de hoy recordé a Batman – es que estaba cambiando la Tv. y me tope con la serie animada-.
Cuando era muy niña ví la película de Tim Burton –uno de mis directores ícono- aquella de Batman, Gatubela y el Pingüino. Yo alucinaba con el auto del murciélago, me imaginaba conduciendo el modelito por la carretera, en la oscuridad con mi traje negro y mi capa. Después crecí y años más tarde cuando ví nuevamente la película, debo confesar que mis expectativas de entonces, de niña, se desmoronaron ante los efectos especiales de fines de los ’90 y, que el auto del Batman de entonces, no era más que una chatarra comparada con las versiones mas actualizadas de la película.
A pesar de todo, la nostalgia me obliga a considerar al Batman de Tim Burton como la mejor realización hecha para el cine sobre el personaje, y lo es en verdad, muchos seguidores del murciélago lo creemos así.
Burton le impregnó oscuridad al personaje, recordemos que la serie de los ’60 mostraba a Batman y Robin como personajes más bien afeminados y coloridos ¿recuerdan las medias que usaban?, eso en verdad era alucinante- qué coraje de los actores-, pero era la sicodelia de la época y verlos hoy es divertido, es muy vintage.
Hace un par de meses ví “Batman Begins”, las posteriores entregas de Batman no me interesaron demasiado y me aburrí con la última. Entre más efectos hay menos realidad, y no me sobrecoge porque no existe la magia que proporciona la inocencia de la infancia, ahora sé que no es cierto.
Es la realidad de hoy en día, en donde menos cosas suelen impresionarnos, porque más cosas dejan de ser imposibles, pocas quedan que nos maravillen dentro de la amplia oferta de un mundo a cada instante mas artificial, donde no me sorprendería en poco tiempo terminar leyendo libros en código binario.
Para los nostálgicos y como regalo personal los dejo con la gran Siouxie (and the Banshees), ¿recuerdan el baile entre Michael Keaton y Michelle Pfeiffer en “Batman Returns”? acá los dejo con face to face…

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